miércoles, 20 de enero de 2016

La cárcel no es como en el cine

Recientemente hablaba Mariano Rajoy sobre Venezuela, su país fetiche en los últimos tiempos, y lo hacía para condenar a los presos políticosque allí se encuentran, a lo que respondió Arnaldo Otegui vía Twitter: "Un saludo desde la prisión de Logroño".
Más allá de la pretensión de Otegui seguramente de generar el debate sobre si en España hay presos políticos o no, o más concretamente si él lo es, Twitter, como reflejo de lo que es el debate público en España, se queda en la indignación banal de si un preso puede hacer uso o no de un aparato con conexión a internet desde prisión. Y con argumentaciones de todo tipo, hasta el punto de que pudiera planear una huida; parece que el cine y la televisión nos han hecho ver problemáticas que adquirimos como realidades propias del país, y así pensamos que cada día en las cárceles españolas se están planeando grandes fugas.
Este suceso ha hecho aflorar la opinión que tiene gran parte de la sociedad española con respecto a lo presos. Parece que la frase "que se pudra en la cárcel" ha calado hasta lo más hondo de nuestro ser. Hablamos de presos indistintamente del motivo que los ha llevado allí dentro, generalizamos y los convertimos en un mismo colectivo para apalearlos indiscriminadamente. Es vox populi que los presos disponen de privilegios, como si gozaran de alguno del que los que estamos fuera no disponemos. Y es que parece que no vale con que estén allí dentro; existe la necesidad de saber que están sufriendo y que se están muriendo del remordimiento para sentirnos más seguros los que estamos fuera.
Este país nunca se ha planteado que modelo de prisión quiere tener. Es un debate político que no tiene rédito electoral porque rápido surgen aquellas voces que hablan de asesinos, violadores y pederastas, como si alguien dudara de la condena que se les debe dar. Ante la falta de política pública en centros penitenciarios, buena parte de la sociedad sigue concibiendo la prisión como el lugar donde se debe privar de todo derecho y no dar ninguna posibilidad.