En los últimos días corren ríos
de tinta sobre un país al este de Europa, Ucrania. Un conflicto en el que cada
uno parece tener su opinión bien fundamentada y la pretende defender hasta el
final independientemente de cómo se conduzca el conflicto, por lo que las opiniones sobre este suceso parecen que
se inclinan más por la vertiente ideológica que por la analítica, primando por
delante el enfoque dogmático al humanista o ético. Así que si pretenden
leer un texto más para reforzar su pensamiento respecto a la postura que
mantienen ante el conflicto pueden dejar de leer aquí. Lo que pretendo es
reflejar la triste situación de un país que se ve abocado a una Guerra Civil
por el orgullo de las potencias mundiales por ejercer y demostrar su fuerza,
llámese: países de la Unión Europea, Estados Unidos o Rusia.
Respeto que todos tengamos
opinión amparada por nuestras concepciones ideológicas, pero estas se han de
fundamentar con cierta coherencia y sobretodo humanidad. Quizás el siglo XXI y
la Revolución tecnológica nos ha llevado a esto, al poder opinar por todas las
vías interactivas posibles desde nuestro hogar sobre un conflicto armado que
tiene un presente crudo pero un futuro que es mejor no vaticinar, si miramos esta realidad parece ciertamente
cínico que podamos hacer juicios de valores sobre la población que vive en un
territorio donde cada día que despierta no sabe que será de su país, ciudad o
casa; sobre todo cuando los actores internacionales que intentan influir en el
escenario son como menos sospechosos de moverse por intereses, y no sean la
panacea de los sistemas económicos ni democráticos.
Desde el origen de las revueltas
en la Plaza “Maidán” que han dado paso a este conflicto se ha intentado
legitimar o a la inversa según el prisma con que se viera toda la evolución del
proceso, para ello las imágenes o viñetas empezaron a inundar la red
substituyendo a los históricos cronistas a pie de campo, esto da paso a una
jauría para ver quién publica las imágenes más impactantes o más simplificadora
con la voluntad de que al visualizar esta te sientas un ciudadano realizado e
informado de un conflicto que se remonta más allá de la disolución de la URSS,
y que tiene su esencia en la convivencia de diferentes entidades étnicas dentro
de un mismo país: 77,8% Ucraniana,
minorías rusas, bielorrusas y rumanas. Estas nunca vivieron ningún proceso de
integración por parte del estado y sumándole una gran desafección hacia su
gobierno, ha desembocado en la ebullición de un conflicto en dos direcciones:
vertical dirigido hacia el estado, y horizontal entre algunas etnias.
Conocer la historia casi siempre
resulta de gran ayuda para conocer el presente, y cuando se recorre la
hemeroteca de este país a lo largo del siglo XX se vislumbra un país
maltratado, en gran parte por su posición geográfica que la convierte en un
gran punto estratégico para las potencias, o para aquellos líderes con
voluntades imperialistas, en esto comparte experiencias con su vecino del
noroeste, Polonia. Ucrania paso una gran época de penurias, conocida como la
hambruna, una crisis agrícola gravísima en 1932 y 1933 donde se calcula que
llevó a la muerte de siete millones de habitantes del país durante el régimen
de Stalin, en lo que algunos historiadores consideran como un genocidio
encubierto (o Holodomor), ya que
Ucrania es uno de los mayores proveedores agrícolas de toda Europa, por lo que
una crisis alimentaria con sus característica resulta inconcebible sin voluntad
estatal. Unos años después les tocó sufrir la impetuosa marcha de Hitler hacia
el este, una vez conquistada Polonia llegaron a territorio ucraniano donde
después de duras batallas perdieron la vida más de 600.00 ucranianos que formaban
parte de los dos bandos. El ejército rojo, gracias al apoyo de población nativa
en el territorio, consiguió resistir pasándose a conocer a Kiev como “Ciudad
Heroica”. Por si la hambruna o ataques militares no fueran suficientes en 1986
Ucrania sufría el peor accidente nuclear de la historia junto al de Fukushima
de 2011; durante una prueba en la central de Vladímir Ilich Lenin se produjo un
sobrecalentamiento del reactor nuclear produciendo una explosión de hidrogeno,
hasta el día de hoy ha sido imposible concluir el número de víctimas que
produjo la radiación pero los efectos todavía actúan en población contaminada,
además de dejar una ciudad fantasma que hasta el presentecontinua
inhabitada.
En estos momentos todos
hemos oído escuchar del conflicto que agita Ucrania y de sus actores
principales, pero la desinformación corre por las calles ya que las noticias
están politizadas sea para un bando o el otro. No pretendo ser la voz objetiva
del conflicto, porque no creo en la objetividad en política o periodismo. Pero
me sorprenden los puntos de vista que se están dando. Que Estados Unidos ha
dado apoyo financiero y diplomático a las revueltas originadas en Kiev es algo
más que contrastado (el tiempo dirá si también militar), con la voluntad de
inestabilizar el panorama internacional y sobretodo tender un pulso a Rusia con
un punto geoestratégico como es Ucrania, por donde circula la mayoría de
conductos de Gas Natural que provienen de Rusia a Europa, por lo que obviamente
la respuesta del gobierno de Putin no iba a tardar en llegar, pero pocos se
imaginaban los movimientos armamentísticos que llevaría a cabo el país
euroasiático con desplegamiento de flotas navales y cuerpos militares
estableciendo bases militares en
Crimea,
un territorio donde el 70% de la población se siente únicamente rusa, por
lo que Rusia debe garantizarse mantenerlos sentimentalmente vinculados al país.
Mientras tanto,
la Unión Europea una vez
más hace pública la carencia de una política exterior común, ya que por el
momento continúan sin realizar ningún movimiento destacable en un conflicto
que hay que recordar que la erupción de la protesta fue por la voluntad de una
parte de ucranianos de incorporarse a la unión. Pero
este silencio se debe al interés que tienen la mayoría de miembros de
la unión de no molestar a Rusia, ya que las inversiones de sus turistas tienen
un papel importante en la recuperación de la economía de buena parte de estos
países europeos, entre ellos España.
Aunque se ha hablado de
geopolítica y del lugar que ocupa Ucrania en las estrategias de los diferentes
actores que concurren en este conflicto, no es el único factor, sino que nos
encontramos con los sentimientos tanto de pertenencia por parte de la población
autóctona, como de orgullo por parte de los países. Vayamos por partes, el
pueblo de Crimea se siente ruso, por lo tanto es difícil luchar contra esa
voluntad de volver a pertenecer a sus orígenes, y luego aparece el orgullo ruso
de poder recuperar un territorio perdido por resoluciones históricas. La Unión Europea parece por la labor de
concederle Crimea como mal menor para satisfacer el hambre de potencia
territorial rusa en Europa, pero quizás la prevención en este caso no sea
la mejor opción ya que Rusia se puede lanzar a por territorios del conocido
como cinturón de seguridad entre Europa y su territorio, donde la población de
algunas localidades de esta zona siguen considerándose rusas. El primer país al
que siempre le toca sufrir cuando hay revuelo en esa zona es Polonia, el cual
tiene municipios en el este de su territorio con estas características. Pero no
es el único que puede sentir la presión rusa.
Europa se juega la estabilidad en su zona y activar los aires
imperiosos de Rusia es lo que menos conviene a la Unión, tanto económicamente
como diplomáticamente, esto truncaría el objetivo de la UE desde que permitió
la adhesión a la eurozona de antiguos miembros de la URSS, el inhabilitar una, posible
reconstrucción de esta. Rusia por su banda parece que ha pasado de una
postura defensiva en la que no quería perder puntos geoestratégicos que tenía
más o menos estabilizados, a una ofensiva donde pretendería adhesionarlos de
nuevo. En esto tiene mucho que ver Putin, quizás el líder ruso con más fuerza
desde la disolución de la URSS y desde
luego el que más añora el poder del imperio soviético, aunque su ideología diste
mucho de ser equiparada a la soviética.
Todos habremos escuchado desde el
inicio del conflicto una serie de posibles consecuencias, y quizás ninguna
positiva para la población de Ucrania, en quien parece que nadie piensa. Las
consecuencias reales solo el tiempo lo dirá pero la injerencia de potencias
extranjeras en el conflicto hace presagiar lo peor, ya que si ha habido un momento más cercano al resurgimiento de la Guerra Fría desde
el final de esta, sin duda sería el actual, aunque variaría la confrontación ya
que no sería entre dos sistemas económicos, sino más bien en una lucha de poder
y hegemonía territoriales. El inicio de este posible conflicto estará en
ver cómo se gestiona el tema de la energía, ya que el gran factor de coacción y
presión entre Rusia y Europa es el suministro de esta.