domingo, 8 de diciembre de 2013

La sociedad de las cabras.

Dice una ley matemática que el orden no altera el producto, pues espero que así sea y este aunque tuviera que haber sido el primer artículo no lo fue. Esta entrada en el blog pretende explicar el porqué del título que a simple vista parece casual pero guarda cierto añoro a un acontecimiento histórico muy desconocido al menos en este país, el cual lo conocí mientras escuchaba a uno de los grandes experto mundiales en sociedades secretas Santiago Camacho quien despertó mi interés por esta temática y en particular por dicho caso. 

No es que sea un experto de las sociedades secretas pero sí que despiertan mi interés aquellas que tienen ciertas muestras de su influencia en el sistema actual o aquellas de las que se puede recuperar su espíritu y su ideal, y en este caso me dejo llevar por la segunda opción para mostrar que existen precedentes de situaciones como la actual a las cuales supieron hacerle frente, por supuesto ante todo dejar claro que no comparto íntegramente sus formas de actuar, además de que al ser sociedades secretas hay elementos que se desconocen.

El acontecimiento histórico que reclamó mi atención se sitúa en Alemania alrededor de 1770, en un contexto con una nobleza poderosa alejada de los ciudadanos pero utilizando a esto para gozar de sus privilegios, una riqueza que se concentraba en pocas manos, una iglesia autoritaria, una monarquía que sucumbía ante su rigidez, todos estos factores desbocaban en el descontento de la clase popular. Casualmente parece que aunque hayan pasado dos siglos y medio tal contexto social y político se reproduce en la actualidad con bastante similitud, dándose esta realidad empezaban a surgir nuevos movimientos reclamando cambios, en gran parte de ellos estaba al frente una burguesía emergente sobretodo en la escena política, pero esta sociedad secreta estaba formada por los vasallos artos de los abusos de los nobles.

Esta sociedad llevaba a cabo saqueos y asesinatos en castillos e iglesias, para los cuales se ocultaban a través de máscaras con cuernos que figuraban el rostro de una cabra de ahí que se autoproclamaran La Sociedad de las Cabras, además de incluir este animal en su rito iniciático (ritual propio de cualquier sociedad secreta) el cual tenía un rol asignado en la jura de honestidad y lealtad a los valores de la sociedad. Las víctimas eran la nobleza y el clérigo, los cuales eran los principales causantes del sentimiento de abuso y sometimiento que tenía el pueblo ante ellos. Cuando caía la noche el grito de “Que vienen las cabras” era una alarma que denotaba el miedo que sentían los poderosos ante aquellos que durante el día eran explotados por ellos mismos, con esto los siervos conseguían tener bajo su control a los señores desde la medianoche hasta el alba. Durante 20 años esta sociedad secreta continuo con sus actos y les resulto imposible a sus víctimas ponerle freno, al revés por cada miembro capturado surgían centenares nuevos buscando venganza, esta oleada solo se consiguió silenciar con la promesa de nuevos tiempos y un sistema más igualitario que trajo consigo la Revolución Francesa, proclamaciones que llevaban a cabo la Sociedad de las Cabras, así como Masones y los conocidos como Iluminatis, dos sociedades con gran relevancia en el acontecimiento histórico de 1789.


En cuanto conocí este momento de la historia me vino a la mente el paralelismo con el panorama actual, como ya he dicho anteriormente no suscribo que la forma de actuar se copiara literalmente, pero si el espíritu de esta corporación, el saber hacer frente a la represión que sufrían diariamente por aquellos que estaban por encima solo por tener más poder económico o títulos. Es evidente que ahora vivimos mejor que en aquella época pero, ¿por qué nos hemos de conformar con lo que tenemos cuando hay algunos que almacenan gran parte de la riqueza?, o ¿cuándo los dirigentes nos eliminan derechos, y nos utilizan para conseguir sus propósitos?, ellos dijeron basta a una relación de total subordinación donde lo único que estaba garantizado es que ellos perderían siempre si sus intereses se contraponían con los de la nobleza. Esta sociedad lo tuvieron claro tenían que trasladar el miedo de bando no podían seguir soportando esta relación desigual entre dos seres de la misma especie, y lo consiguieron gracias a la rebelión que rebosaban pero sobretodo a la organización que tenían que supo dirigir el descontento hacia un propósito social compartido por una misma clase, quizás eso es lo que falta actualmente parte del compromiso y ganas de luchar pero sobretodo saber organizar y dirigir la que ya se tiene para focalizarla en el objetivo de cambiar el panorama en el que convivimos. Ellos y otros colectivos semejantes de la época gracias a que no tuvieron miedo en un momento histórico donde el estado disponía de la legitimidad para asesinar si eran capturados consiguieron crear un clima de incerteza en la nobleza, en el cual se sintieron presionados sentimiento que les hizo llevar a cabo cambios que con otras circunstancias jamás hubieran realizado, en cambio actualmente carecemos de ese espíritu colectivo porque individualmente tenemos el miedo a perder lo poco que tenemos por conseguir un escenario político y social diferente, cuando realmente sino conseguimos el cambio el resultado será mucho peor que el miedo inicial.

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