Dice una ley matemática que el
orden no altera el producto, pues espero que así sea y este aunque tuviera que
haber sido el primer artículo no lo fue. Esta entrada en el blog pretende
explicar el porqué del título que a simple vista parece casual pero guarda
cierto añoro a un acontecimiento histórico muy desconocido al menos en este
país, el cual lo conocí mientras escuchaba a uno de los grandes experto
mundiales en sociedades secretas Santiago Camacho quien despertó mi interés por
esta temática y en particular por dicho caso.
No es que sea un experto de las
sociedades secretas pero sí que despiertan mi interés aquellas que tienen
ciertas muestras de su influencia en el sistema actual o aquellas de las que se
puede recuperar su espíritu y su ideal, y en este caso me dejo llevar por la
segunda opción para mostrar que existen precedentes de situaciones como la
actual a las cuales supieron hacerle frente, por supuesto ante todo dejar claro
que no comparto íntegramente sus formas de actuar, además de que al ser sociedades
secretas hay elementos que se desconocen.
El acontecimiento histórico que
reclamó mi atención se sitúa en Alemania alrededor de 1770, en un contexto con
una nobleza poderosa alejada de los
ciudadanos pero utilizando a esto para gozar de sus privilegios, una riqueza
que se concentraba en pocas manos, una iglesia autoritaria, una monarquía que
sucumbía ante su rigidez, todos estos factores desbocaban en el descontento de
la clase popular. Casualmente parece que aunque hayan pasado dos siglos y
medio tal contexto social y político se reproduce en la actualidad con bastante
similitud, dándose esta realidad empezaban a surgir nuevos movimientos
reclamando cambios, en gran parte de ellos estaba al frente una burguesía
emergente sobretodo en la escena política, pero esta sociedad secreta estaba
formada por los vasallos artos de los abusos de los nobles.
Esta sociedad llevaba a cabo
saqueos y asesinatos en castillos e iglesias, para los cuales se ocultaban a
través de máscaras con cuernos que figuraban el rostro de una cabra de ahí que
se autoproclamaran La Sociedad de las Cabras, además de incluir este animal en su
rito iniciático (ritual propio de cualquier sociedad secreta) el cual tenía un
rol asignado en la jura de honestidad y lealtad a los valores de la sociedad.
Las víctimas eran la nobleza y el clérigo, los cuales eran los principales
causantes del sentimiento de abuso y sometimiento que tenía el pueblo ante
ellos. Cuando caía la noche el grito de “Que
vienen las cabras” era una alarma que denotaba el miedo que sentían los
poderosos ante aquellos que durante el día eran explotados por ellos mismos,
con esto los siervos conseguían tener bajo su control a los señores desde la
medianoche hasta el alba. Durante 20 años esta sociedad secreta continuo con
sus actos y les resulto imposible a sus víctimas ponerle freno, al revés por
cada miembro capturado surgían centenares nuevos buscando venganza, esta oleada
solo se consiguió silenciar con la promesa de nuevos tiempos y un sistema más
igualitario que trajo consigo la Revolución
Francesa, proclamaciones que llevaban a cabo la Sociedad de las Cabras, así
como Masones y los conocidos como Iluminatis, dos sociedades con gran
relevancia en el acontecimiento histórico de 1789.
En cuanto conocí este momento de
la historia me vino a la mente el paralelismo con el panorama actual, como ya
he dicho anteriormente no suscribo que la forma de actuar se copiara
literalmente, pero si el espíritu de esta corporación, el saber hacer frente a
la represión que sufrían diariamente por aquellos que estaban por encima solo
por tener más poder económico o títulos. Es evidente que ahora vivimos mejor
que en aquella época pero, ¿por qué nos
hemos de conformar con lo que tenemos cuando hay algunos que almacenan gran
parte de la riqueza?, o ¿cuándo los
dirigentes nos eliminan derechos, y nos utilizan para conseguir sus propósitos?,
ellos dijeron basta a una relación de total subordinación donde lo único que
estaba garantizado es que ellos perderían siempre si sus intereses se contraponían
con los de la nobleza. Esta sociedad lo tuvieron claro tenían que trasladar el miedo de bando no podían seguir soportando esta
relación desigual entre dos seres de la misma especie, y lo consiguieron
gracias a la rebelión que rebosaban pero sobretodo a la organización que tenían
que supo dirigir el descontento hacia un propósito social compartido por una misma
clase, quizás eso es lo que falta actualmente parte del compromiso y ganas de
luchar pero sobretodo saber organizar y dirigir la que ya se tiene para
focalizarla en el objetivo de cambiar el panorama en el que convivimos. Ellos y
otros colectivos semejantes de la época gracias a que no tuvieron miedo en un
momento histórico donde el estado disponía de la legitimidad para asesinar si
eran capturados consiguieron crear un clima de incerteza en la nobleza, en el
cual se sintieron presionados sentimiento que les hizo llevar a cabo cambios
que con otras circunstancias jamás hubieran realizado, en cambio actualmente carecemos de ese espíritu
colectivo porque individualmente tenemos el miedo a perder lo poco que tenemos
por conseguir un escenario político y social diferente, cuando realmente sino
conseguimos el cambio el resultado será mucho peor que el miedo inicial.
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