domingo, 22 de diciembre de 2013

Las herramientas para que no despertemos

Hace un tiempo leí Los cuatro jinetes del apocalipsis de Vicente Blasco Ibañez, considerada como una de las 100 mejores obras en castellano de la historia, así como el primer best-seller del siglo XX en su traducción al inglés, pero curiosamente es una obra ignorada por el sistema educativo español el cual nunca ha considerado adecuado que una obra popular en el mundo anglosajón escrita por un español, sea referencia para conocer la historia de la primera guerra mundial que es el contexto donde transcurre la obra. Mientras la leía me encontré con una cita situada en un dialogo entre dos personajes que me hizo reflexionar, la cita literal dice así: “El hombre refinado y de complicaciones espirituales se ha hundido, quién sabe por cuántos años... Ahora sube a la superficie como triunfador el hombre simple, de ideas limitadas, que sabe obedecer.” El personaje está haciendo referencia al ser humano que está surgiendo de la Gran Guerra del momento, lo describe con preocupación por desconocer hasta cuando perdurara este tipo de personalidad, pues bien la respuesta es clara esta manera de actuar a calado en la sociedad hasta nuestros días.

Aunque las dos grandes guerras mundiales contribuyeron a este pensamiento de un hombre que predomine por su inteligencia racional por delante de sus ideas que van más allá de lo vivido, esto ya tenía un origen en el siglo XVII con los filósofos Thomas Hobbes y John Locke con su visión empirista empezaron a desprestigiar cualquier vinculación del hombre con lo espiritual así como las vivencias que no fueran demostrables con hechos, esto alejó al hombre de su origen más natural para acercarlo a la doctrina de Estado, en la que nadie puede estar fuera de las corrientes mayoritarias a riesgo de parecer un loco o un desleal.

Actualmente vivimos en una sociedad que sienta sus bases en los precedentes anteriormente mencionados donde el más obediente consigue logros y el más fuerte predomina,  esta fuerza no se mide en capacidad física sino en acumulación de poder ya sea político, empresarial o económico. Es una relación curiosa porque ellos demuestran estar por encima de los demás como es lógico para sus intereses, pero también existe el reconocimiento por parte de los subordinados a tal poder, esta circunstancia es la misma que se vive en cualquier escuadrón militar. Este trato se basa en el mutuo reconocimiento de posiciones, y en la introducción de mecanismos que imposibiliten la alteración de roles, es decir que sea muy difícil igualar posiciones o subir escalones en la jerarquía, existen diferentes recursos en nuestra sociedad para potenciar esta desigualdad de poder y si abriéramos la mente nos daríamos cuenta de que varios de los elementos con los que convivimos día a día su finalidad concreta es la de poder hacernos sumisos. Para mí existen dos factores que tienen gran eficacia para conseguir este objetivo:
-          La primera es que tengamos miedo, esto se puede expresar de dos formas ya sea mediante la coacción a base de sanciones, limitando la libertad de los ciudadanos a la protesta, endureciendo las actuaciones de cuerpos policiales… (creo que es evidente que en este país conocen de este mecanismo más que de sobra). El otro en cambio está más oculto pero tiene una eficacia igual o mayor a la anterior,  todos disponemos de algún componente en nuestra vidas al cual nos costaría mucho renunciar, aunque no sea de gran valor el riesgo de perderlo es más fuerte que la promesa de un bien superior al que ya tenemos, esto nos hace que seamos reticentes a la protesta, de ejemplo de este nos encontramos el trabajo, aunque sea precario es un mecanismo de posesión que actúa de anclaje como por ejemplo ante una huelga general, los subsidios actúan de la misma manera sobre todo cuando existe el miedo a que te lo puedan quitar. O hablando de protestas ¿Quién estaría dispuesto a salir a la calle y a crear una gran revuelta para alterar el statu quo si su coche fuera el primero que ardiera? (Por que siento mucho desilusionar pero la protesta si no genera miedo en los de arriba nunca conseguirá ningún cambio, y la pacífica de momento no les remueve nada al establishment). Cuando conectamos estas dos herramientas, el resultado es el actual, una pasividad inédita ante todas las políticas con restricciones de libertades civiles y sociales por parte del gobierno.

-          La estrategia de la distracción como así la denomina Noam Chomsky, es una percepción mucho más agradable para el ciudadano que la anterior por lo que es más fácil de ejecutarla y de que surja efecto, ya que consiste en aportarles a los individuos mecanismos que son de su interés y agrado que a la vez que alejan su atención de temas realmente importantes lo distraen, ya que le van haciendo una persona totalmente pasiva al estar adormeciendo su intelecto. El principal mecanismo ejecutor es la televisión, medio que sirve para entretener pero mientras realiza esta actividad está actuando en el cerebro indirectamente al producirle tal relajación que la actividad neuronal es similar a cuando  duerme, fase neuronal con más capacidad para absorber información (algo negativo cuando se trata del actual contenido de la televisión). Pero podemos encontrar más focos de distracción como son la constante tormenta de noticias banales que recorren medios de comunicación e internet y la sobreexplotación del deporte tanto televisivamente como a nivel de prensa, estos se basan en una misma estrategia crear un cierto fanatismo hacia algún icono mediático tanto musical, cineasta, político (irrelevante) o deportivo y bombardear todos los medios con noticias relacionadas con estos referentes con la simple finalidad de alejar de lo que realmente importa, y crear una falsa sensación de estar informado para eliminar la necesidad de iniciar tu propio proceso de búsqueda de otra información.

Estamos en una sociedad donde el Estado no espera otra cosa de nosotros que seamos sujetos pasivos, tal como decía el personaje de la obra de Blasco Ibañez ellos quieren que tengamos unas ideas limitadas que seamos simples y sobretodo que sepamos obedecer, todo aquel que se aleje de este camino, es decir que tenga sus propios intereses, que crea que hay proyectos más allá de los que te pueda ofrecer una empresa o que no crea en versiones oficiales y proteste, nunca lo va a tener fácil, por el simple motivo que estará fuera del alcance de influencia de un gobierno o sistema productivo y eso es realmente molesto.


Félix Valle

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