Esta semana ha estado en boca de
todos un barrio de Burgos, y sorprendentemente por la época del año que estamos
la noticia no iba referida con las temperaturas de la ciudad burgalesa, sino
con una protesta vecinal en el distrito vecinal de Gamonal un barrio de clase
obrera conocido en la ciudad castellana por sus reclamaciones a lo largo de los
años. La protesta tiene su origen en un plan urbanístico de la ciudad gobernada
por el Partido Popular por el que se pretende reestructurar la principal
avenida comercial del barrio para convertirla en un boulevard, es decir una
avenida con una vía en cada dirección y con un carril bici que transcurra por
medio, brillante idea esta última poniendo a los ciclistas entre medios de los
coches dado el gran respeto que hay por los ciclistas en vías urbanas en este
país, pero quitando errores de proyectos propios de Calatrava. El gran malestar
vecinal con este proyecto venia de la supresión de plazas de aparcamiento
gratis a nivel de carretera, para construir un parking subterráneo a 20.000 €
la plaza, vamos un buen pelotazo urbanístico que le iba a salir a Burgos por 8
millones de euros, seguramente era la mejor manera de gastarlos en el contexto
actual. Y todo esto sin ni una previa reunión con los vecinos, sino con una
mera aprobación con el consejo vecinal de turno que en muchas ocasiones funcionan
por mero clientelismo con el gobierno.
La noticia no es el estupendo
plan urbanístico, porque toda buena ciudad española tiene uno similar a este en
forma de remodelación urbanística, sino que esto ha salido a luz por la
protesta vecinal que sin ver un futuro laboral próximo no iba a consentir tal
proyecto. Esta noticia me ha servido para reflejar en la práctica varios de los
elementos que he ido mencionando en diferentes artículos:
1/ Sin protesta social no se consigue un cambio: Actualmente están
surgiendo formas de protestas virtuales, yo destacaría change.org un portal de internet donde se firma por diferentes
peticiones y que ya tiene a sus espaldas algunos méritos, ya que en varios
casos han conseguido los objetivos que perseguían. Ahora bien este método nunca
debe ser sustitutivo de la manifestación en la calle y sí complementario,
porque en la calle es donde los políticos ven realmente el gran descontento
ciudadano, aunque muchas veces lo menosprecien saben que a largo plazo no
pueden mantener esta queja del pueblo, porque la lógica de votos en la que
piensan los gobiernos lo hace inviable. La clara forma de menosprecio o
deslegitimación que utilizan en estos casos es señalar las acciones de protesta
como violentas, para esto cuentan con los grandes medios que le hacen un gran
servicio en esta función.
2/ Intentaron apaciguar la disconformidad social mediante el miedo y la
represión: Las protestas se iniciaron la noche del Viernes 10 y se fueron
prolongando a lo largo de la semana, pero la noche del Sábado 11 ya se
produjeron las primeras detenciones al prever el gobierno que la protesta
podría ir a más, esta acción policial tenía una clara finalidad, que no es otra
que la de intimidar y provocar que la manifestación se redujera en número de
participantes, al ver que el resultado fue el contrario empezó a surgir el
desconcierto en el gobierno que se reflejó a la semana siguiente en el anuncio
de la paralización de las obras. Casualmente la noche de las detenciones no fue en la que se produjeron más
altercados pero estratégicamente si era la más importante a la hora de
disuadir.
3/ La permanencia es la forma de conseguir resultados: El barrio
del Gamonal tenía claro su objetivo y supo permanecer impasible ante las
acciones policiales que pretendían el abandono en esta idea. El agachar la
cabeza solo hubiera llevado a la viabilidad del proyecto, y cualquier acción de
protesta previa hubiera sido borrada con el tiempo. En cambio la fuerza que han
demostrado estos ciudadanos siempre perdurara en la ciudad, y el gobierno sabe
que será difícil volver a plantear algo sin una previa consulta a los
ciudadanos que aquí perviven.
Si esta protesta no se hubiera
llevado a cabo, en unos años tendrían un proyecto urbanístico aprobado que en
ningún momento habría tenido la legitimación de los vecinos, así que hubiera
ocurrido lo que ha venido pasado a lo largo y ancho de este país en las últimas
décadas. Y aunque hay que ser precavido
y tener los pies en la tierra teniendo en cuenta que esta protesta es a nivel
vecinal, espero que pueda sembrar una base en el inconsciente colectivo de cara
al futuro, al menos que se recuerde que a nivel municipal, la fuerza de la
reivindicación todavía sigue teniendo fuerza y eficacia.
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